
Tres es uno de los libros de poesía que más presté y sé que es uno de los hitos de los noventa que más pasaron de mano en mano y se fotocopiaron. Que casi veinte años después regrese a nosotros me parece un regalo. Entonces, como ahora, no dudo en sostener que en su particular tono trágico y despojado y en la manera en que se desmarca de otras estéticas de la época, Tres es un libro fundamental para comprender la diversidad de ese momento de la poesía que fue la década del noventa. Quienes ya lo leyeron, en esta edición van a recibir el obsequio de un poema inédito: Fiebre, que pertenece a Tres aunque no estuvo presente en la primera publicación, y ahora nos revela una dimensión más del libro. A quienes por primera vez se aproximan, los espera la intensidad de una voz única en su desgarro y en su belleza. Cada poema corre el riesgo de acercarse al amor y jaquearlo en su dolorosa maravilla. Nada es gratuito, nada está de más. Como en toda la obra de Bossi, el poema es un mecanismo de conmoción, nos saca de nosotros y por un rato nos lleva a un lugar otro: Telémaco, Valdemar, o el amante descolocado. No se sale indemne de esta lectura: inevitablemente evidencia que lo poseído y lo desposeído / brillan como una misma moneda. Brillo que recuerda a las tres capuchas de los niños de Willy Ronis que desde la tapa de la primera edición nos daban la espalda para perderse en un camino sin fin. En blanco y negro, la foto habla del frío y de la indefensión ante la inmensidad, su puro devenir. Cuando la veo ahora, no puedo dejar de pensar en cierta desprotección, en la incertidumbre de los caminos del amor y del deseo. Ese recorrido. para los niños de la foto, y para quienes como Osvaldo y yo vivimos esos tiempos, ya fue transitado. De ese periplo, Osvaldo trajo y nos entrega aquí Tres, un libro que entonces como hoy, más allá de cualquier generación o momento, es único. Bienvenido sea en el regreso y en la intensidad lírica de cada uno de sus versos.
Andi Nachón