Las estrellas celosas – 2018

Tuve la fortuna de leer, casi al calor de su misma escritura, los relatos que componen este libro doble. Primero, los cuentos de A dónde vas con este frío. Después, Las estrellas celosas. Cada vez que recibía un mail de Osvaldo, el texto me alejaba de lo que estaba haciendo y me sumergía en su lectura, feliz en mi burbuja, como imantado.

Creo que la voz de este libro es siempre la misma y, a la vez, está siempre transformándose. El niño de A dónde vas con este frío. El adulto de Las estrellas. Como en las transformaciones que profetizó Zaratustra, este narrador también tuvo que atravesar su propio desierto personal para poder inventarse el oasis de su escritura. Digamos entonces que primero fue un camello, de pestañas hermosas, soportando sobre sus espaldas todo el peso del mundo. Después, un león, de pie para construir la libertad que sería su reino (su reino: un departamento, un castillo o una casa de viento). Y finalmente, lo más importante de todo, la vuelta al inicio, la voz de la inocencia, el santo decir si de la voz del niño.

Leer este libro solo desde el punto de vista de la narrativa o solo desde el punto de vista de la poesía, me parecería de igual forma un idéntico desperdicio. Por el contrario y al mismo tiempo: poema y relato, olvido y memoria, niño y adulto, la voz de Osvaldo Bossi es la voz del camello, la voz del león, la voz del niño. La palabra del maestro de toda una generación de poetas en el -para mí- punto más arriesgado de su propia obra.

Patricio Foglia